domingo, 25 de diciembre de 2011

Comentar películas

Lista de películas de Historia de España:
http://jpgsocialclub.blogspot.com/p/peliculas-historia-de-espana.html


Al analizar una película se deben de dar los siguientes pasos:

Análisis de la película:

Resumen breve del argumento 

Momentos o etapas claves del film. ¿tema central? ¿personajes claves? ¿temas que se tratan?

El autor (ideología, trayectoria artística), circunstancias, fecha y lugar donde se rodó la película. (Esta parte se hará siempre que sea posible o sea significativa la información)

Análisis de los personajes de la película:

Si se trata de una película de ficción, tendremos que señalar como se corresponde el film con la realidad histórica y la época que trata, si nos hallamos con un documental o reconstrucción histórica, habrá que analizar cuál es la relación entre el film y la verdad histórica que la que nosotros participemos.

Señalar si los protagonistas son individuales o colectivos, qué grupos sociales son representados, etc.

Análisis de los hechos históricos recogidos en la película:

Comentario de los antecedentes, hechos históricos y consecuencias de estos reflejados en la película.

Valoración crítica ¿es significativa la información que aporta? ¿está prejuiciada ideológicamente? si es así ¿en qué sentido?



COMENTARIO DE UNA PELÍCULA
SENDEROS DE GLORIA (1957) de Stanley Kubrick

Hay muchas películas de gran calidad sobre la Primera Guerra Mundial. De hecho varias obras maestras de la historia del séptimo arte toman desarrollan su argumento durante la Gran Guerra. Estos son unos ejemplos:

La Gran Ilusión (1937) – Jean Renoir

Sin novedad en el frente (1930) – Lewis Milestone

Senderos de gloria (1957) – Stanley Kubrick

Obra más reciente, pero de gran calidad, es el film de Bertrand Tavernier, Capitán Conan (1997)

Las posibilidades didácticas de la proyeccción y comentario de estos films son múltiples y, desde luego, no es la menos importante poner en contacto a nuestros alumnos con un cine de alta calidad.

SENDEROS DE GLORIA, de Stanley Kubrick, puede ser uno de los mejores ejemplos de la la utilización didáctica de una película para clase de historia, y de como la historia, cuando es utilizada para recordar la verdad, crea problemas y tiene una gran capacidad para movilizar las conciencias. Desde luego, si una de los objetivos de nuestra labor docente es formar actitudes y valores en nuestros alumnos, no hay mejor película para mostrar el horror de la guerra y la sucia maquinaria de los ejércitos. Nada mejor para transmitir un mensaje antibelicista.

Ficha técnica:

Basada en una novela de Humphrey Cobb, "Paths of Glory"(1935), Stanley Kubrick escribió el argumento y el guión, con la ayuda de Calder Willingham y Jim Thompson. Rodada en 1957, tiene una duración de 86 minutos. Esta duración relativamente corta la hace especialmente aconsejable para su proyección en clase.

Reparto:

Entre una amplia nómina de excelentes actores, la figura de Kirk Douglas en el papel del Coronel Dax lleva la parte esencial de la interpretación, destaca también Adolphe Menjou en el papel del General Broulard, quien encarna a la perfección este tipo de general tan desgraciadamente normal en la Gran Guerra, que consideraba a sus soldados mera "carne de cañón".  Otros papeles destacados los desempeñan Ralph Meeker , como cabo Paris y  George Macready, en el papel del sanguinario General Mireau.

Argumento:

 Enfrascados en una de sus múltiples tentativas de romper el frente, los mandos franceses lanzan a sus soldados, los poilus, a tomar una colina. Es un verdadero ataque suicida que está basado en hechos reales: la sangrienta lucha por el fuerte Douamont durante la Batalla de Verdún, un baño de sangre que duró más de nueve meses y costó la vida a más de 300.000 soldados

Tras las primeras escaramuzas que devienen en una masacre, los soldados se niegan a continuar. Los generales, que observan a salvo desde un castillo con binoculares la batalla, montan en cólera. El general Mireau ordena a sus cañones abrir fuego contra sus propios soldados para obligarles a entrar en combate. Es lo que los militares denominan en su jerga "morir por fuego amigo". Para Mireau, la única prueba de que la misión encomendada era realmente imposible hubiera sido "sus cadáveres (de los soldados, por supuesto) en el fondo de las trincheras". Para escarmiento de la tropa, los generales eligen tres soldados para juzgarlos en un consejo de guerra que les condenará a muerte por cobardía.

Nunca como en ese momento se ve la enorme distancia a los que se jugaban la vida en las trincheras infectadas de ratas y anegadas por el barro, y los que daban las ordenes y estaban muy lejanos del horror de la guerra.

El coronel Dax, que vive a mitad de camino entre el horror de las trincheras y el confort del castillo, opta por defender a sus soldados. Afortunadamente, Kirk Douglas consiguió convencer a Kubrick de que no introdujera el "final feliz" que, en un principio, había ideado. Los tres soldados son fusilados.

La agitada trayectoria de la película:

Con la ayuda de Jim Thompson,y la colaboración de Calder Willingham, Kubrick acabó en poco tiempo el guión para ver como era rechazado por varias productoras de Hollywood.  Fue Kirk Douglas, el que al leerlo decidió poner toda su influencia para que la película fuera hacia adelante. Con su apoyo, la United Artist decidió financiarla con un corto presupuesto.  La película se rodó en Alemania, ante las dificultades de ser rodada en Estados Unidos o, por supuesto, en Francia.

El hecho de que mostrara de forma descarnada la sucia realidad de la guerra en la que a menudo la muerte de seres humanos sirve para satisfacer ambiciones personales y ascensos en la jerarquía de mando.

Estrenada sin problemas en EE.UU., el film empezó a tener problemas cuando fue estrenado en Europa. Su proyección, en 1958, en Bruselas, desencadenó importantes incidentes por las presiones de las autoridades franceses y de las asociaciones de ex-combatientes franceses y belgas, que se negaban a aceptar la imagen que se proyectaba del ejército francés. Las presiones del consulado francés consiguieron que se suspendiese la proyección de la película, lo que a su vez encendió las protestas antimilitaristas.

Las presiones oficiosas francesas consiguieron que la United Artists llamara a la suspensión de la proyección para insertar una nota explicativa y el himno de La Marsellesa al inicio del film. Con esta añadidura, la película volvió a proyectarse en Bruselas.

Sin embargo, Suiza prohibió su proyección, y la United Artists simplemente no se atrevió a presentar el film en Francia hasta ... ¡1972!. Finalmente fue estrenado en el país galo en 1975.

Esta historia de censuras y prohibiciones hizo que, aunque es considerado por la crítica como uno de los mejores films de Kubrick, no recibiera ningún Oscar de la Academia de Hollywood.

Por supuesto, en España ni se planteó su proyección. Hubo que esperar hasta 1986 para que se proyectara como una retrospectiva de Kubrick esta película en las pantallas de nuestro país.

Actividades:

Siguiendo el esquema expuesto más arriba, los alumnos, tras el visionado de la película, deberán:

1.Resumir el argumento y buscar información sobre el director de la película, Stanley Kubrick y el actor principal, Kirk Douglas.

2.Señalar los principales personajes, resumiendo que actitud representa cada uno.

3.Comentar los hechos históricos que expone la película, para ello hay diversas cuestiones que deben abordar:

La guerra de trincheras

Las grandes batallas para romper el frente desde que este se estabiliza a fines de 1914

Buscar información sobre los motines producidos en el ejército francés durante el año 1917



COMENTARIO DE UN VÍDEO EDUCATIVO
Presagios de guerra (Antecedentes de la Gran Guerra)

Un interesante ejemplo de vídeo educativo que se puede utilizar con los alumnos es La época de la I Guerra Mundial: Presagios de Guerra, publicado por  Fundación Serveis de Cultura Popular, Barcelona,1987. Se trata de una traducción de la serie producida por Granada TV 20th Century History - The smell of war.

Con una duración de 20 minutos es muy adecuado para su utilización en el marco de una clase normal.



Contenido:

Partiendo del asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo, el film da un repaso general a los diversos factores que explican por qué se desencadeno la primera guerra mundial. Para ello se utilizan filmaciones de la época y también se introducen mapas que son muy útiles para nuestros alumnos.

En primer lugar, se aborda la cuestión balcánica. Partiendo de una descripción del multiétnico imperio de los Habsburgo, del nacionalismo eslavo y de la debilidad turca, se repasan los grandes acontecimientos del período: la anexión austriaca de Bosnia, las ambiciones rusas, las guerras balcánicas.

Se describe las grandes alianzas enfrentadas en Europa y se señala la incorporación de grandes potencias extraeuropeas, EE.UU. y Japón al concierto de las potencias.

Seguidamente se pasa a analizar la situación y aspiraciones de las diversas potencias: Alemania, Rusia, Gran Bretaña, Francia.

La múltiple carrera armamentística entre las potencias tiene su mayor exponente en Alemania que mantiene una doble competencia: en tierra con Rusia y Francia, en el mar con Gran Bretaña.

Esta Europa en continuo rearme es una Europa en continuo cambio social y cultural, desde el arte (Picasso), la situación de la mujer (sufragismo), la sociedad (urbanización), etc.

En este sentido, el movimiento obrero que ha tenido un importante desarrollo en los años anteriores a la guerra representa una fuerza internacionalista que proclama su oposición a los nacionalismos agresivos que están llevando a Europa a la contienda.

El corto concluye volviendo al verano de 1914 y al frágil equilibrio entre las potencias que estaba a punto de romperse.

Este corto se puede utilizar bien como introducción del tema, bien como repaso tras haber trabajo los contenidos expuestos. Me inclino más bien por la segunda opción.

Actividades:

1.Se forman varios grupos de alumnos. Cada uno de ellos deberá encargarse de seguir especialmente un aspecto del corto. Podemos hacer una división temática: Balcanes, pugnas entre potencias, aspectos militares, económicos, personajes...,  o podemos hacer una división por potencias: Alemania, Rusia, Gran Bretaña... 

2.Cada grupo debe hacer un seguimiento pormenorizado del contenido del film en el apartado que le corresponda. Hay un error evidente en la película, al afirmarse que el Archiduque Francisco Fernando era hijo del emperador Francisco José, se puede plantear a los alumnos que hay un error y motivarles para que lo descubran.

3.Breve puesta en común de lo recogido por los alumnos. Es el momento adecuado para realizar las correcciones, solucionar malentendidos...

4.Comentario histórico. Los alumnos, con ayuda de otras fuentes, deben comentar los hechos históricos recogidos en la película y correspondientes al aspecto que les haya correspondido, procurando hacer una valoración crítica. Puesta en común.



http://www.csi-csif.es/andalucia/modules/mod_sevilla/archivos/revistaense/n23/23060105.pdf

domingo, 4 de diciembre de 2011

El Reinado de Isabel II

http://www.hislibris.com/isabel-ii-no-se-puede-reinar-inocentemente-isabel-burdiel/

ISABEL II. NO SE PUEDE REINAR INOCENTEMENTE – Isabel Burdiel

Isabel II. Isabel BurdielSiempre se ha dicho que Isabel II ha sido maltratada por la historiografía pero, lo cierto, es que del extenso catálogo de obras dedicadas a su real persona muy pocas merecen el calificativo de históricas. A poco más de cien años de su muerte, se pueden contar con los dedos de una mano las obras de verdadero carácter histórico dedicadas a la que fue la primera reina constitucional española. El resto de la producción bibliográfica sobre el personaje transita de la visión esperpéntica y grotesca que nos dejó Valle Inclán en La corte de los milagros, al relato erótico de Antonio Cavanillas, con un título, El león de ojos árabes, generosamente acogido en esta casa hislibreña, que no dejaba ningún resquicioa la imaginación.

Entre las obras de verdadero interés histórico sobre la reina apenas cabe destacar el libro de Carmen LLorca, centrado casi exclusivamente en el retrato psicológico de Isabel y el interesante trabajo de José Luis Comellas, que tenía al entorno político de su reinado como eje principal. Y, este estudio de Isabel Burdiel, focalizado en las circunstancias y acontecimientos esenciales que configuraron su personalidad; de cómo influyeron en su forma de ejercer el poder y de cómo contribuyeron al rotundo fracaso vital que supuso la pérdida de su trono.
Si algo distingue el libro de Isabel Burdiel y lo diferencia claramente de otros muchos sobre el mismo tema es el uso exhaustivo que hace de las fuentes documentales. Bien manoseados deben estar los legajos correspondientes del Archivo Histórico Nacional, del Archivo General de Palacio, de la Real Academia de la Historia y de varios ministerios clave en España y Francia. Este manejo de fuentes de primera mano no evita, sin embargo, que, en su conjunto, el libro de Burdiel nos muestre una imagen ciertamente esperpéntica de la vida de Isabel Luisa de Borbón y Borbón, nacida el 10 de octubre de 1830, hija legítima de Fernando y Cristina. Unas fuentes escasas en cuanto a documentos generados por la propia Isabel, que pudieran hablarnos más directamente de su propia persona y centradas en su mayoría en la documentación generada por su entorno, el coro, como lo llama Burdiel, que genera una imagen determinada. La única que procede de fuentes fidedignas y la única que un historiador puede generar de forma seria, lejos de chismorreos, rumores y leyendas.
Esa imagen o retrato nos muestra a una reina extraordinariamente ignorante; que jamás entendió las esencias del sistema liberal; con un sentido patrimonial de la corona; sin habilidad alguna para ejercer con mesura el alto grado de poder que le otorgaba el ordenamiento constitucional; con una agitada vida privada que la hacía víctima permanente del chantaje de las camarillas y de los ministerios; secuestrada emocionalmente por unos políticos y unos partidos obsesionados por controlar el poder que ella representaba; incapaz, en suma, de ejercer el poder real en un entorno político muy determinado, el del incipiente liberalismo. Esa incapacidad la condujo de forma casi irremediable a un colapso institucional que no dejó abierta otra ruta que la del exilio. ¿Fue suya toda la culpa? Isabel Burdiel cree que tuvo mucha culpa de su fracaso, pero no toda la culpa.
Nuestra autora analiza todo este proceso. Primero, el entorno en el que se produce su designación como heredera, con la primera guerra carlista como fondo. Un entorno, el de palacio, controlado por la reina regente, María Cristina, impregnado de ideas absolutista aunque se vea obligado a apoyar la causa liberal para defender el trono de Isabel. Luego, todo el entramado de la formación de la futura reina, por llamarlo de alguna manera, pues la más absoluta frivolidad e improvisación domina este asunto. Sólo importala lucha de influencias para ver quién o quiénes están próximos a la futura reina y pueden ganarse su confianza. Isabel se queda sola en Palacio a los nueve años por el exilio forzado de su madre y la regencia de Espartero y eso incrementa las presiones sobre su entorno próximo para conseguir la confianza de la niña. Sigue el análisis del entorno político, con un ordenamiento constitucional que es liberal en las formas y absolutista en el fondo, con unas prerrogativas reales sobre el control de la política extraordinariamente amplias, lo que incentiva las presiones de los partidos políticos, el moderado esencialmente, por conseguir dominar la voluntad real. Los políticos desprecian a la reina que, además, es mujer, lo que les hace actuar sin escrúpulos. Sus opiniones carecen de sentido y ellos se consideraban con perfecto derecho a imponerle lo que tiene que hacer.
Isabel es declarada mayor de edad y proclamada reina a los trece años. Sobre ella recae un enorme poder político, pero no tiene ni idea de cómo ejercerlo. Resulta verdaderamente patética la escena que relata Isabel Burdiel sobre el primer acto de gobierno de Isabel y que se produce inmediatamente después de su proclamación. Por imperativo legal, aunque meramente protocolario en el fondo, el Consejo de Ministros presenta su dimisión a la nueva reina. Isabel,a la que nadie le ha dado instrucciones sobre cómo proceder, se la acepta de inmediato. Los ministros, sorprendidos, se retiran. España se ha quedado sin gobierno y no hay otro que lo reemplace. La marquesa de Santa Cruz, camarera de la reina, se da cuenta del error y se lo comunicaa reina y ésta le contesta: “Ah sí, es verdad, pues díselo tú”. Fue la marquesa de Santa Cruz la que volvió a llamar a los ministros y en nombre de la reina les comunicó que quedaban confirmados provisionalmente en sus puestos hasta que la reina decidiera nombrar nuevo gabinete.
Isabel es un pelele en manos de todos los que la rodean. La marquesa de Santa Cruz la regaña como a una colegiala por haber recibido a tal o cual ministro sin su consentimiento; es decir, sin el de su madre, exiliada en Paris, a quien ella representa de facto y quien intenta controlar el reinado de su hija desde la distancia por vía postal. Adulada por muchos, presionada por otros tantos, manipulada por casi todos, Isabel desarrolla un carácter voluble y caprichoso, que la ignorancia más supina convierte en peligroso. El incidente Olózaga es el exponente más claro del peligro institucional que en esas condiciones supone la reina. Salustiano Olózaga, un político progresista, se gana la confianza personal de la reina, es el primero que la trata como una mujer y no como una niña, y le pide que firme el decreto de disolución de las Cortes como parte de la estrategia de su partido para afianzarse en el poder. La reina, inocentemente, lo hace, sin conocer las consecuencias políticas que ello supone. De inmediato, todos se vuelven contra Isabel a la que, en una especie de juicio sumarísimo secreto en palacio, le hacen redactar un documento en el que se señala que Olózaga ha conseguido la firma mediante el empleo de la violencia física. El escándalo es tremendo. Públicamente se reconoce que la reina puede ser inducida a lo que sea. En las cancillerías europeas se quedan con la boca abierta. Olózaga acaba exiliándose, pero la reina queda,a la vista de todos, comoparadigma de la estupidez y la inconsciencia y, también, de la vulnerabilidad y la impotencia personal.
Así las cosas, Isabel necesita urgentemente un hombre a su lado que la “ayude” a gobernar, pues en el esquema político de los moderados y por mucho liberalismo que se difunda, eso de que el rey reina pero no gobierna, no se aplica. La impulsiva adolescencia y la libertad de costumbres de la reina, de las que Burdiel sólo aporta pruebas documentales circunstanciales, lo aconseja vivamente.
No se pudo solucionar de peor manera este asunto. El elegido para esposo real no fue otro que Francisco de Asís, primo de la reina. Era absolutamente inadecuado para la vida conyugal, aunque de esto tampoco hay rastro documental. Sí lo hay de la inmediata desavenencia de la pareja, que hace vida separada desde el primer momento de matrimonio. Isabel Burdiel analiza las circunstancias que llevaron a esta nefasta elección de candidato a esposo de Isabel. El juego de alianzas europeas de la época no permitió inclinarse por alguno de los posibles pretendientes italianos o alemanes y sólo quedó la opción casera de Francisco de Asís como fórmula para no molestar a ninguna de la potencias.
A partir de ese momento, la vida íntima de la reina se convierte en la famosa “cuestión de palacio”, eje de todo el chismorreo sobre el que han girado decenas de libros y relatos sobre Isabel. La “cuestiónde palacio” existió, ciertamente. Las relaciones extramatrimoniales de la reina la colocaron en una situación de enorme fragilidad política que fue aprovechada por todos de forma implacable. La inestabilidad de la pareja real, con toda una serie de embarazos de por medio, generaba una complejísima inestabilidad política. La predilección personal de la reina por el general Serrano, con enormes ambiciones políticas, lo complicaba todo aún más. La reina era burdamente chantajeada. Primero, por su esposo, que llegó incluso a liderar una conspiración contra Isabel. Cada vez que Francisco de Asís amenazaba con materializar la separación de la pareja e irse a vivir solo a El Pardo o a Aranjuez, se conmovían los cimientos institucionales, que sólo se recuperaban cuando conseguía sus exigencias, bien dinero o influencia para sus amigos políticos. Luego, por todos los políticos que buscaban inclinar su voluntad hacia sus intereses partidistas. A costa de pisotear la reputación de la reina y de contaminar para siempre su imagen pública, como señala Burdiel, los moderados, con el apoyo del ejército, desplegaron un control total de la corona, que pasó de secuestrable a secuestrada políticamente. Y todo en aras de eliminar esa crónica inestabilidad política, que muchos atizaban como un peligro inminente para la supervivencia dinástica. El precio que se pagó por acabar con la “cuestión de palacio” fue la amenaza constante de la revolución como manera de cambiar el rumbo de la política.
La revolución llegó, en 1868. Isabel Burdiel señala dos causas esenciales por las que Isabel perdió su trono. No supo convertir a la corona en el referente moral de su pueblo y no supo ser el referente constitucional. Una cosa fue culpa suya y la otra de su entorno.
Personalmente, no estoy muy de acuerdo con este planteamiento. Por muy irregular o, incluso, escandalosa, que fuese su vida personal, lo cierto es que la reina nunca perdió el apoyo popular. Isabel II fue tremendamente popular. La corona nunca estuvo en peligro de desaparecer por falta de apoyo en la calle. Cuando Isabel cae en 1868 lo hace, en mi opinión, porque la conspiración, el asalto al poder, es la única forma de conseguir el cambio político en un entorno que ha destruido los principios esenciales de liberalismo con ese maridaje entre políticos hambrientos de poder, de todo el poder, militares y una reina que se ha dejado enredar, por su propia incompetencia, en esa trama. La revolución del 68 no derriba a la corona, sólo quita de en medio a Isabel como lastre para el desarrollo político. Inmediatamente se busca a otro rey, Amadeo; la república es fugaz y pronto se recupera la normalidad con Alfonso. Respecto a la falta de referencia constitucional, habría que analizar con mucho más detalle todo el entramado constitucional de su reinado; la vigencia real de los principios constitucionales; el nivel de desarrollo de la conciencia democrática y la pervivencia de los principios políticos y filosófico sobre lo que debía ser el poder real.
El libro de Isabel Burdiel es realmente interesante. El uso sistemático de fuentes de primera calidad le proporciona una consistencia intelectual impresionante. Nada se da por supuesto, toda conclusión es fruto de un análisis sustentado en datos documentales.
Nos deja, sin embargo, con la miel en los labios. El relato biográfico termina en 1854: la Vicalvarada. Burdiel le otorga categoría de acontecimiento esencial en la vida de la reina, una especie de final de ciclo vital esencial, como para justificar un punto final a la hora de explicar cómo ejerció su poder Isabel II. Más allá apenas hay nada que reseñar. Creo, personalmente, que fue un hito más que acentuó el secuestro de la reina por otros militares y otros políticos. Más de lo mismo. Los catorce años que restan para su derrocamiento sí que fueron, en mi opinión, verdaderamente esenciales para comprender las causas de su caída. No acierto a comprender este brusco final, como no sea por las prisas editoriales por presentar en libro en 2004, año del centenario de la muerte de la reina. De todas formas, un libro muy recomendable.
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